

La noche del domingo en Cee, las fiestas nos sorprendieron con los fuegos artificiales más bonitos que he visto en mi vida, muy variados y combinados, a ritmo de música clásica y moderna, ¡ genial !.
El lunes visitamos Finisterre y la playa de Langosteira. Llena de peregrinos, terminando su camino, en el último tramo, Santiago- Finisterre. Cuentan las distintas leyendas del camino que, los peregrinos, después de llegar a Santiago tenían que dirigirse al faro de Finisterre y allí deshacerse de la ropa, quemar todo lo que les acompañó en el peregrinar, cómo ahora en esta época del año no se puede hacer fuego, los peregrinos cuelgan una prenda en un poste eléctrico situado al lado donde habitualmente se quema la ropa.
El quinto día Laxe, Camariñas y Muxía, el cementerio de los ingleses...
Playas de piedras grandes y redondas, bosques precioso.
El color verde en todas sus variedades y posibilidades.
El sexto día... ta chan! cómo no, amigos de casa, amigos del mundo. Siempre que viajamos coincidimos con amigos y eso es siempre, muy gratificante.
Y el séptimo día, fuimos al cabo Touriñán y a la playa Do Rostro. Y, la naturaleza te ofrece regalos como guindas de un pastel, la puesta de sol venía con delfines, ¡delfines!...
Cuesta despedirse de sus puestas de sol, de sus verdes, de su humedad cálida, de sus gentes, de sus historias, de la magia que a cada paso encuentras, en piedras, rincones y personas. Cuesta despedirse de tanta belleza...